Si has cambiado tu vieja caldera, es casi seguro que ahora tienes una caldera de condensación. Te han dicho que con ella vas a conseguir un gran ahorro de gas, pero ¿sabes realmente por qué y cómo sacarle el máximo partido? En esta guía te voy a explicar de forma sencilla de dónde sale el ahorro de una caldera de condensación y qué debes hacer para que ese ahorro sea máximo.
¿De dónde sale el ahorro de una caldera de condensación?
La magia de estas calderas reside en una idea muy inteligente: aprovechan el calor que en las calderas antiguas se escapaba por la chimenea. Una caldera tradicional quema gas y expulsa los humos a alta temperatura, desperdiciando una gran cantidad de energía.
Una caldera de condensación, en cambio, tiene un intercambiador de calor extra que enfría esos humos antes de expulsarlos. Al enfriarse, el vapor de agua contenido en el humo se condensa, liberando un calor “extra” que la caldera reutiliza. En resumen, necesita quemar menos gas para conseguir la misma temperatura.
Cuánto ahorra una caldera de condensación: las cifras reales
Gracias a esta tecnología de reaprovechamiento del calor, el ahorro de gas con una caldera de condensación es muy significativo. En comparación con una caldera convencional antigua, se estima que el ahorro puede llegar a ser de entre un 25% y un 30% en tu consumo de gas para calefacción y agua caliente.
Esto significa que si antes gastabas 1.000€ al año en gas, con una caldera de condensación bien utilizada podrías pasar a gastar entre 700 y 750€. Es un ahorro directo y muy importante que justifica la inversión en este tipo de tecnología.
Cómo conseguir el máximo ahorro con tu caldera de gas de condensación
Este es el punto más importante y que menos gente conoce. Para que una caldera de condensación condense (y por tanto, ahorre), necesita que el agua del circuito de los radiadores vuelva a ella lo más fría posible. Si el agua vuelve muy caliente, la caldera no condensa y funciona como una convencional, perdiendo todo su potencial de ahorro.
Para lograrlo, te diría que te centres en estos dos aspectos:
- Combínala con radiadores de baja temperatura o suelo radiante: estos sistemas están diseñados para calentar tu casa con agua a menor temperatura (45-55°C) que los radiadores antiguos (70-80°C). Al trabajar a baja temperatura, te aseguras de que la caldera esté siempre en modo “condensación” y el ahorro sea máximo.
- Instala un termostato modulante: este es el compañero perfecto. Un termostato modulante (no uno normal de on/off) se comunica con la caldera y le dice que ajuste la potencia de la llama de forma constante. Evita los arranques y paradas bruscas, haciendo que la caldera trabaje de forma mucho más suave y eficiente. Es la clave para un ahorro con tu caldera de condensación óptimo.
El consejo del experto: revisa la temperatura de impulsión
Aunque tengas radiadores antiguos, puedes intentar mejorar la eficiencia. Pide a tu instalador que baje la temperatura de impulsión del agua de la calefacción. En lugar de a 75°C, probad a ponerla a 65°C. La casa tardará un poco más en calentarse, pero obligarás a la caldera a trabajar en un rango más eficiente. No conseguirás el 30% de ahorro, pero arañarás un extra.
Preguntas frecuentes sobre el ahorro con caldera de condensación
¿Es obligatorio instalar una caldera de condensación?
▲Sí. Desde la entrada en vigor del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) en 2013, todas las calderas de gas que se instalan en viviendas deben ser de condensación por su alta eficiencia energética y sus menores emisiones de CO2.
¿Las calderas de condensación necesitan un desagüe?
▼Sí, y es una de sus principales características. Como su nombre indica, generan agua por la condensación de los gases. Esta agua, que es ligeramente ácida, debe ser evacuada a un desagüe. Es un punto muy importante a tener en cuenta durante su instalación.